13 abr 2014

Lyss. 28

Tyra se ríe, divertida, y cuando se esta quedando sin aire, me mira. Suelta todo el que tiene por la nariz e intenta tranquilizarse.
- Aunque, no te preocupes mucho por ello, que no tendrás mucho tiempo libre en el que poder hacer cosas. Aquí, generalmente, nos pasamos los días entrenando. Menos por las noches, que o dormimos o... Ufff.
- ¿Uff?- le pregunto extrañada.
- Sí, ya lo veras, ya. No creo que tarden mucho en aparecer.
Una oleada de curiosidad me abarca, quiero saber como son las cosas aquí. Freyja nos enseñó, tiempo atrás, en el Valhalla como eran sus vidas, fiestas y demás. Pero supongo que vivirlas puede llegar a ser otro mundo a parte.
No queda mucho para media noche, la oscuridad ha caído sobre nosotras y apenas me he dado cuenta. Los demás aún siguen dentro, conversando, planeando y creando posibles estrategias de combate. Stephen no ha salido a tomar el aire, ni el chucho. Pero bueno, mejor...´
- Siento abandonarte así, pero, creo que debería entrar un rato a ver que se cuece por ahí dentro. Tal vez Jae diga algo importante. Nos vemos luego, Lyss.
Con menos de dos pasos, y la velocidad del viento, la muchacha entra en el edificio.
Hay una piedra en el suelo, delante de mi, le doy con el pie y esta avanza unos centímetros, hasta que le doy un golpe mayor y choca contra un árbol. Lo observo, y al hacerlo veo como la luna resplandeciente me invita a mecerme junto a ella.
Me subo a una de sus ramas y me recuesto sobre la madera. desde aquí todo se ve mucho mejor, las luces no llegan, las hojas las tapan, y las estrellas destacan en el azul marino del que se ha teñido el cielo. Escucho como los grillos cantan, saltan entre la hierba y se encuentran entre ellos. También como un búho se mueve, poco a poco, noto como observa al pequeño ratoncillo que ahora corre sobre la maleza.
Con una pequeña hebra de luz cojo al animalillo, haciendo que levite, lo alzo más y lo planto entre medio de ambos.
 - Vamos, cógelo, es tuyo, solo tuyo.- le susurro al búho. Que con sus grandiosos ojos me observa. Inclina la cabeza hacia un lado, pero no los despega de mi. Aun hay algo de lo que no se fía, tal vez sea la luminosidad o simplemente yo.
Se lo pongo sobre el tallo en el que esta posado, lo mira, retiro el rayo y veo como acerca su pico a él, rozándolo.
- Eso es, colega, cómetelo.

No es muy largo, ni tiene mucha 'chicha' como decimos, pero me gusta bastante. Mañana más, mucho más. Por hoy es suficiente, para mi, aunque tengo mas cositas que espero que os gusten.

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