Sus
hijas, las valkyrias, lanzamos pequeños gritos y ronroneos, aprobando
lo que dice. Ellos, al percibir nuestra alegría y orgullo, gritan:
- ¡Gunnr!-Descenderán la gran mayoría de los que tengan pareja, no podemos arriesgarnos a quedarnos sin refuerzos.- Thor por fin habló.- Como bien han explicado, vuestro deber es ese. No hay más. Luchad, y salid con vida de allí. Podría decir que el destino os traerá hasta aquí, pero eso solo las nornas podrán dictarlo.Hizo una pausa, dejando que el resto pensaramos en ello, y siguió con su discurso:
- Preparaos, vuestra llegada al Midgard será junto a la próxima tormenta.
Tormentas, perfectas en todas sus formas, sobre todo para nosotras, ''hijas'' de Thor.
- Ahora, que cada uno se marche a sus aposentos. Allí, los que debáis bajar, encontraréis algo que lo diga.
El Valhalla, es un lugar lleno de salas y cambras, cada guerrero tiene la suya, igual que valkyrias.
- Eh, preciosa, ¿ya te ibas a ir sin despedirte?
Justo antes de salir por aquellas enormes y majestuosas puertas, la cantarina voz de mi nonne me atrapa. Doy la vuelta, girando sobre mis pies y sonrío, o eso intento.
- No, pero... Quería ir a dar una vuelta... No se que haré, aquí sola mientras tu estés en el Midgard con Cohl. Yo... Prométeme que irás con cuidado, mi pequeña felina.
- Tranquila, nonne. Todo irá bien.
Ella, con los sentimientos a flor de piel y con los ojos vidriosos, se acerca a mi y me abraza.
- Shh... Sí, todo irá bien. Más te vale acabar con todos ellos o seré yo quien baje, pero para darte una buena tunda para espabilarte.
Una lagrima resbala por su mejilla y se estampa contra el suelo. La miro y empieza a reír.
- Te voy a echar de menos.
- Y yo a ti, tonta.
- Clare, ¿vienes?- le dice su einherjar, Cohl.
- ¿Ya quieres acapararla?
Ríe, me mira, y rápidamente contesta:
- Eso solo lo haces tu.
Frunzo el ceño y clavo mis ojos en los suyos.
- Cuida de mi pequeña, o te arrancaré los brazos y te azotaré con ellos, que se que te gusta.
Le sonrío y le guiño el ojo derecho.
- Ves con cuidadito, guerrero.
Después de amenazarlo, beso a mi nonne en la mejilla y me voy a mi habitación dando saltitos, como una niña pequeña.
Recorro el pasillo como tal, hasta que llego a la esquina que lleva a las habitaciones. Todo irá bien, tranquila.- me digo a mi misma. Paso los brazos por debajo de mis pechos y me abrazo. Daria lo que fuera por poder luchar junto a ellos.
Paro frente a la puerta de lo que se podría llamar mi hogar, la abro y entro. Hay un pequeño pasillo, el suelo es de moqueta granate, las paredes son lisas y blancas, a mano izquierda hay un baño precioso, aunque demasiado grande para mi sola, con las paredes de piedra negra y rugosa. Frente a él hay un gran vestidor, lleno de ropa y zapatos, es completamente perfecto, cualquiera desearía poder tenerlo. Sigo andando y llego frente a la cama, un sobre negro destaca sobre las sabanas.
¿Un sobre?
De momento esto es lo que tengo, esta tarde, más.
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