16 abr 2014

30. Lyss

Me pongo la camiseta, rápidamente, y los pantalones.
- Mmmm..- digo mientras los observo.
Estoy metiendo las piernas, por el sitio correspondiente, y me caigo en la cuenta de que son algo más holgados de lo que había creído en un principio.
De repente, la puerta se abre.
- ¿Vamos?- es Eiliv.
De un salto acabo de enfundármelos, para que no le de tiempo a ver nada.
- Vaya, lo siento...- dice mirando hacia la puerta.- No sabía que estarías así, yo...
- Anda que no, probablemente estabas esperando el momento oportuno para entrar, ya te tengo calado.- le digo- ¡Tú! ¿¡Por qué no me habías avisado de esto, quieres que me de un ataque!? ¿Eh? Cianoil choin...- perro asqueroso, digo, tan frescamente, mirándolo.
Entro en el baño, enfurruñada. Me mojo el pelo e intento hacerme una coleta. Nada, el resultado, penoso. Me la quito, lo cojo y hago un moño, tampoco. Vuelvo a mojarlo, me paso los dedos por él, peinándolo.
- Agh... ¡Qué asco!
Abro la puerta de un golpe, me acerco a la cama y estiro la manta.
- ¿Te ayudo?- me dice el vanirio.
- ¿Perdón? ¿Qué has dicho? ¿Qué si me ayudas? Creo que estoy alucinando...
- Sabes lo que te he preguntado, ¿Necesitas ayuda?- doy un salto al otro lado de esta y la pongo bien- Ya, ya veo que no hace falta.
- No, no la hace.
Paso por delante de él, dejando que mi pelo roce su piel, y que el aire se impregne del olor que desprende, aquel que ha dejado el champú a coco.

- Prrr... Tarta...- digo embobada con los postres que tengo frente a mi. Me relamo, cual minino ante su buena lata de atún. ¡Qué vivan los topicazos!, pienso.
Mis 'compañeros' se sientan en una de las mesas que hay junto a un grupo de vanirios, hablan con ellos, aunque no lo suficientemente fuerte como para que pueda escuchar algo.
Como si el diablo se fuera a llevar aquellos deliciosos manjares, voy llevándolos a la mesa en la que, se supone, vamos a estar. Una tostada con mantequilla y mermelada de fresa, tarta de manzana, coulant de chocolate y frambuesas, batido de fresa y plátano, zumo de naranja, una caña de crema... Me siento, ante el banquete que he preparado, vuelvo a relamerme y cojo el tenedor.
Empiezo con la tostada, cortándola a trozos, hasta que me canso y me la como a bocados. Miro hacia delante y veo como los ojos de Tyra y Eiliv, que parece se van a salir de sus órbitas, me observan.
- Parece que no habéis visto comer a alguien en la vida...
- Bueno, hemos visto comer. Nosotros mismos lo hacemos, lo sabes, pero parece que lleves eones sin hacerlo .
- Es lo que hay, tengo un gran apetito.- añado, enseñando los dientes a modo de sonrisa.
Sigo, ahora, con la caña de crema. Suelto pequeños ruiditos, gemidos de placer, como si fuera la mejor que jamás he probado.
- Espera, tienes, aquí...
Estira el brazo, con una servilleta en la mano para poder limpiar algo que tengo junto a la boca.
- ¿Qué te crees que estas haciendo, colmillos? Tócame otra vez y te calcino. Tu mismo.
- Vale, tranquila, ni me acercaré. Aunque eso va a ser algo complicado en el tema del entreno y eso, sabes que acabarás por los suelos, ¿no?
- Bah...- digo metiéndome el trozo de caña que me queda, en la boca.
Tyra nos mira, con la boca abierta, sin decir nada, y atenta a lo que  hablamos.
- A otra a la que le van a entrar moscas... Chicos, si queréis cazarlas, buscad un mata-moscas que os será más fácil.

Esta vez ha sido algo más largo de lo normal, espero poder colgaros la segunda parte, lo que sigue, porque me gusta muchísimo. De momento, hay esto. Disfrutadlo.

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