21 abr 2014

32. Lyss

Abro los ojos como si fueran platos, atontada.
- ¿¡Qué cojones ha sido eso, Eiliv!?- digo, a la vez que me levanto.- ¿Cómo has conseguido hacerlo? ¡Yo quiero!
- Poderes psíquicos... Simplemente eso, Lyss. Los vanirios tenemos ciertos dones, ¿A caso no lo recuerdas?
- Sí, los tenéis, pero... ¿¡Eso también!? Aunque, ¡no podéis salir a la luz del día!- canturreo como si fuera una niña.
- Chispas, enséñanos que sabes hacer.
Tyra esta colocando alguno maniquíes al final de la sala, pegados a las paredes. Son tres, completamente iguales, inertes.
Antes de que puedan darse cuenta de que he empezado, tres de mis flechas traspasan al primero de ellos, creando un triangulo perfecto. El segundo cae fulminado por un rayo, azul claro, eléctrico y letal. Y al tercero, no puedo evitar descuartizarlo con mis propias manos, cambiándole 'la cara' y pensando en ciertas personas... Se que no debería, pero es demasiado... Excitante. Le tiro la cabeza al vanirio, para probar sus reflejos. La coge al vuelo, sin dejar que toque el suelo, y me la lanza, como si fuera una pelota. Yo, en vez de agarrarla con las manos, dejo que se clave directamente en la punta del arco.
- No esta mal, nada mal.
- ¿Quieres que pruebe contigo? Haría que fueras Ken, el novio de Barbie, seguro que a él también se le puede arrancar la cabeza. Aunque serías la versión macarra, bueno... Mejor dicho, macarrón, como la pasta. Porque de malo no tienes ni un pelo, chico.
Me saca la lengua, aunque no responde a mi comentario, sino que cambia de tema, dirigiéndose a Tyra.
- Muy bien, ahora, pequeñaja, enséñale lo que haces con tus cuchillitos.
La vaniria sonríe, coge el machete con la mano derecha y en la izquierda sujeta el puñal que ya llevaba antes.
- ¿Preparada?- dice él enseñándole un cronómetro.
Asiente, mientras se centra en los monigotes, en tres nuevos. Flexiona las rodillas, pone los brazos en posición, y...
Ya no queda ninguno, han caído al suelo, partidos, cortados en decenas de pedazos. Ha sido como una ráfaga de aire helado, impresionante. La delgada muchacha tiene una de las rodillas apoyada en el suelo, y la otra algo levantada, respira bruscamente, lo normal después de haber mostrado semejante espectáculo.
- Eres muy buena.
- La mejor- concluye Jae, que aparece por la puerta, supervisando alguno de los entrenos, ya que son los primeros.- Esta pequeña ninfa es la mejor con lo afilado.
Se acerca a ella y le pasa las manos por el pelo, cariñosamente, con aceptación. Le sonríe y luego me mira.
- No desperdicies esta oportunidad, valkyria entrometida, o te arrepentirás, y mucho.
- Estaré bien, me esforzaré al máximo.
Asiente, le pone la mano en la espalda y se despide de nosotros.
Esta es la entrada 32 de Lyss, espero que os guste... Aunque con la siguiente, os vais a quedar peor que ella ante el ataque de Eiliv.

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