42. Lyss

En cinco escasos minutos se marcharán. Me siento en una de las butacas que hay en el hall, mirando hacia la puerta. Hay algo en mi que hace que la sonrisa que tenía antes desaparezca, me entristezco cuando pienso que no voy a estar con ellas en Wolverhampton. Junto mis manos, y con el pulgar acaricio una de las palmas, las miro. No quiero que nadie vea que de vez en cuando me resquebrajo.
- Lyss. Lamento que te tengas que quedar aquí.- dice Amish, que se ha plantado junto a mi.
- No, no lo haces. Así que no actúes en un papel que no sabes. Se que no te gusto, desde hace mucho. ¿Por qué llevarme contigo si puedes deshacerte de mi tan fácilmente?
- Tienes razón, no me gustas nada. Si por mi fuera no habrías ni bajado, pero aquí estás y debo encargarme de ti.
- No soy una cría, urraca. Puedo cuidar de mi misma.
Chasquea la lengua, riéndose de mi comentario.
- Eres como una recién nacida, pequeña valkyria loca.
- ¿Sí? Ya te enseñaré lo que sabe hacer esta 'bebita'!- le digo, y después le saco la lengua.
Clare sale del ascensor junto a, su 'perro guardián', Cohl. Tiene una gran sonrisa adornándole la cara, está feliz por la nueva misión.
- ¡Lyss! ¿Qué haces aquí? ¿No te llevas nada?
- ¿A dónde?
- Para ver a los berserkers.
- ¿No te lo ha dicho la urraca?- digo mirando a Amish.- ¿No se lo has contado?
Mi nonne niega con la cabeza.
- Por su culpa, debo quedarme aquí haciendo los desayunos, aunque tranquila que pronto estaré allí con vosotros. Jae me ha dicho- estoy diciendo hasta que el bicho me corta.
- Jae no ha dicho nada. Aquí mando yo.
- Jae me ha dicho que cuando acaben mis turnos podré ir. Así que cállate.
- Espero que no tardes mucho, pequeña.
La abrazo, y dejo que su aroma a vainilla entre en mis pulmones y los llene. Dejo mi cara pegada a su pelo, y le paso las manos por la espalda. Al despegarme de ella, le beso la mejilla.

Al parecer, aún no es hora de que llegue la acción, aunque os prometo que en como mucho dos entradas estará por aquí. Me muero de ganas de que esto avance. Espero que os guste.