#STONESMADRID14
Esta aventura empezó el día 25 a las siete y media de la mañana, cuando tuvimos que levantarnos para partir hacia Madrid, pero no antes sin pasar por Lleida (más conocido en castellano como Lérida) , donde recogimos a unos amigos.
Después de un par de paradas llegó una importante, decidimos que era hora de comprar patatas y repostar la gasolina del coche, entramos a la gasolinera y... ¡ZAS, ZAS! ¡Sorpresón al canto!
Sí, sí, esto me encontré, también estaba El Torneo por allí arriba.
Tras este descanso decidimos seguir. Cuatro horas más tarde, estábamos ya en Madrid, y tocaba comer. Hamburguesa y para casa, una de esas que saben bien pero que al final el estómago lo acaba pagando, pobre...
Descansamos un ratito y sobre las seis y media pasamos a recoger a nuestros amigos por el hotel y nos dirigimos al Santiago Bernabeu, donde nos encontramos con miles de personas con camisetas del grupo, algunos bien y otros ya borrachos como una cuba, deprimente, la verdad.
Todos estábamos nerviosos, teníamos muchísimas ganas de que empezara todo, asi que tomamos algo y entramos al estadio.
Esperamos un rato, hasta que acabó la actuación de Leiva, nos metimos entre la gente y conseguimos estar en quinta fila de la pasarela por donde pasarían cantando.
Cómo vimos que nos estábamos ''ahogando'', ya que no corría el aire, decidimos irnos para atrás, donde estuvimos el resto del concierto y la verdad es que se estaba mucho mejor. Las fotos no se ven muy bien, pero bueno... Os dejo unas que hizo Dani Martinez
A pesar de tener entre setenta y ochenta años, estos hombres son pura energía, sobre todo Mick Jagger, quien no dejó de dar saltos y paseos a todos lados. Era la segunda vez que los veía en concierto y volvería a repetir mil veces más si pudiera, pero se supone que este fue su último concierto, así que... Nos quedará el recuerdo de sus Satánicas Majestades, de esas eternas, inmortales, incombustibles, y siempre con ganas de más, igual que nosotros. Fueron tantas las ganas que nos quedaron que en el metro de vuelta a casa, mi padre empezó a cantar el inicio de Sympathy for the Devil y todos los que iba con nosotros le siguieron hasta que salimos a la calle.
¡Woo, woo! ¡Woo, woo!
¡Hasta siempre, The Rolling Stones!
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