La velocidad de tu tiempo
Y como Icaro…
Ángela, venía con alas incluidas..., por eso volaba siempre hacia el sol naciente; aquel que se ve por la mitad. Ella quería llegar, verlo al completo, y viajaba tan rápido que el tiempo, no le podía alcanzar. Pero ella seguía avanzando, más y más, con fuerza batía sus alas viendo allá abajo pasar el mar. Pero el sol jamás despuntaba, no crecía, ¿curioso?, siempre está igual.
Ángela comenzó a cansarse… y se quejó. Allí un diablillo le dijo al oído: “nunca vas a llegar”, entonces se quejó más; y para exorcizar a estos demonios, ella invocó a Satán. Este llegó ciego, y a cicatrices cerró su boca, ya no se puede quejar; a cambio: enlenteció sus alas.
Ahora el sol trepa, el tiempo le pasa, y pronto, callada, morirá.
Y como Icaro…
Ángela, venía con alas incluidas..., por eso volaba siempre hacia el sol naciente; aquel que se ve por la mitad. Ella quería llegar, verlo al completo, y viajaba tan rápido que el tiempo, no le podía alcanzar. Pero ella seguía avanzando, más y más, con fuerza batía sus alas viendo allá abajo pasar el mar. Pero el sol jamás despuntaba, no crecía, ¿curioso?, siempre está igual.
Ángela comenzó a cansarse… y se quejó. Allí un diablillo le dijo al oído: “nunca vas a llegar”, entonces se quejó más; y para exorcizar a estos demonios, ella invocó a Satán. Este llegó ciego, y a cicatrices cerró su boca, ya no se puede quejar; a cambio: enlenteció sus alas.
Ahora el sol trepa, el tiempo le pasa, y pronto, callada, morirá.
Daniel Campodónico
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