Parece que todo va a explotar, a volverse cenizas.
Valkyrias y einherjars, enviados por el
mismísimo Odín libran una gran batalla contra los elfos oscuros, y es aquí
donde me encuentro, junto a ellos.
El cansancio hace meya en mi. Me muevo con
agilidad, pero no tanta como al principio, hay algo que me falta.
Los enanos intentan atraparme, pero, como
si bailáramos, los esquivo. A mi alrededor puedo ver árboles destrozados,
agujeros en el suelo hechos por los impactos de el resto. Huele a humo, a
fuego, a sangre y a miedo. Yo no lo tengo. Ahora uno salta sobre mi, se
agarra a mi arco y me pasa el brazo por delante de la garganta, apenas puedo
respirar.
En menos de un minuto deja de hacer
fuerza, algo ha impactado en él, aun sobrepasa su pecho y araña mi espada.
Puedo notar su fría sangre empapando mi ropa, tiñéndola de escarlata, también
siento el escozor que producen las heridas que me acaba de hacer.
- ¡Joder!- escupo.
Detrás de mí se encuentra mi nonne, entre sus manos tiene bien agarrado su
arco, y con una gran sonrisa me mira. Se divierte, le encantan estos
momentos. Tiene la cara manchada de algo que parece ser sangre, pero aun así,
ella, ni se inmuta. Como buena valkyria, e hija de Freyja, es hermosa. Su pelo,
castaño rojizo, se recoge en una alta cola de caballo que le llega a los
hombros, en el cuello lleva un pequeño collar en forma de luna.
- Gracias, ¿no?- me dice interrumpiendo el
''estudio'' visual que hago de ella.
- Gracias, mo nonne.- le digo en
noruego, mi hermana, mientras le
guiño un ojo.
No se como he acabado aquí, pero... ¿Es
posible tener a tu enemigo frente a ti, amenazado por tu espada y no lograr
matarlo?
El filo de esta está rozando su cuello.
Estoy sentada sobre él, con mis piernas a cada lado de su cintura,
inmovilizándolo.
Noto como respira, agotado, pero aún con
ganas de más. Su pecho sube y baja rápidamente igual que lo hace el mío.
Estamos ambos en una situación parecida, solo que uno de nosotros mantiene el
control de esta.
- ¡Vamos, valkyria! ¡Hazlo!
Le paso la cuchilla por la garganta,
acariciando la zona. Quiero degollarlo, ver como su propia sangre le impide
respirar, encharcándole los pulmones.
Observo la rabia que emana de sus ojos, la
ira que desprende su cuerpo. Tiene la cara manchada de negro, carbón. No es muy
corpulento y voluptuoso, pero tiene fuerza. Ahora apenas se mueve, ha dejado de
forcejear, como hacia al principio.
- ¿Por qué no lo haces ya?- me grita en un
tono burlón.- ¿Tienes miedo, guapa?
Me paso la espada a la mano izquierda, y
con la derecha le propino un buen golpe en la mandíbula que lo deja en blanco,
haciendo que la herida que tiene en el labio vuelva a sangrar.
- ¡Cállate, elfo estúpido!
El mármol blanco reluce bajo mis pies, brilla
por la luz que ilumina el Valhalla. Cientos de guerreros se congregan frente a
sus dioses. Ante nosotros esta Thor sentado en su trono, con el gran Mjölnir. Junto a él se encuentran Odín y
Freyja. El dios de los dioses, de pelo blanco y de un solo ojo, imponente,
raudo y duro. Ella, sin embargo, parece delicada, suave y dulce, pero al mismo
tiempo tiene el semblante de una pantera, traicionera, dura y vengativa. Es
preciosa.
- Es vuestra hora, alguno de vosotros deberéis
bajar. Una gran batalla se librará en el campo donde la luna dibuje su rostro.
Allí os encontraréis dificultades, entre ellas los elfos oscuros. Será a ellos
a quien deberéis exterminar.- Odín, con su poderosa voz hace una pausa, dejando
que el aire entre en sus pulmones. Aún siendo un dios, necesita hacerlo.- No
solo descenderán einherjars, sino que
sus respectivas parejas lo harán con ellos. Allí abajo os podéis encontrar con
muchas cosas, peligros que cuestionaran lo que hagáis y en la forma en la que
actuaréis, pero, aun así, no os separéis. La unidad y la confianza en vosotros
mismos hará que lo consigáis todo.
Nadie dice nada, todos estamos atentos a lo que
explica y a los consejos que nos da.
De repente, el silencio sepulcral desaparece a
manos de Freyja.
- Oh, ¡qué bonito! A sido tan esperanzador y tierno…- dice en un
tono sarcástico, mientras aplaude. Sonríe y prosigue:- Hacedle caso al tuerto.
Acabad con todos aquellos que son capaces de crear el mal. Arrolladlos,
descuartizadlos y cuando acabéis, sentíos orgullosos, reíros frente a ellos,
porque aún sin ganar, saldréis victoriosos por el mero hecho de haber tenido
las suficientes agallas como para enfrentaros a toda esa escoria.
Sus hijas, las valkyrias, lanzamos
pequeños gritos y ronroneos, aprobando lo que dice. Ellos, al percibir nuestra
alegría y orgullo, gritan:
- ¡Gunnr!
-Descenderán la gran mayoría de los que tengan pareja, no podemos
arriesgarnos a quedarnos sin refuerzos.- Thor por fin habló.- Como bien han
explicado, vuestro deber es ese. No hay más. Luchad, y salid con vida de allí.
Podría decir que el destino os traerá hasta aquí, pero eso solo las nornas podrán dictarlo.
Hizo una pausa, dejando que el resto
pensáramos en ello, y siguió con su discurso:
- Preparaos, vuestra llegada al Midgard
será junto a la próxima tormenta.
Tormentas, perfectas en todas sus formas,
sobre todo para nosotras, ''hijas'' de Thor.
- Ahora, que cada uno se marche a sus
aposentos. Allí, los que debáis bajar, encontraréis algo que lo diga.
El Valhalla, es un lugar lleno de salas y
cambras, cada guerrero tiene la suya, igual que valkyrias.
- Eh, preciosa, ¿ya te ibas a ir sin
despedirte?
Justo antes de salir por aquellas enormes
y majestuosas puertas, la cantarina voz de mi nonne me atrapa. Doy la vuelta, girando sobre mis pies y sonrío, o
eso intento.
- No, pero... Quería ir a dar una
vuelta... No se que haré, aquí sola mientras tu estés en el Midgard con Cohl.
Yo... Prométeme que irás con cuidado, mi pequeña felina.
- Tranquila, nonne. Todo irá bien.
Ella, con los sentimientos a flor de piel
y con los ojos vidriosos, se acerca a mi y me abraza.
- Shh... Sí, todo irá bien. Más te vale
acabar con todos ellos o seré yo quien baje, para darte una buena tunda y
espabilarte.
Una lágrima resbala por su mejilla y se
estampa contra el suelo. La miro y empieza a reír.
- Te voy a echar de menos.
- Y yo a ti, tonta.
- Clare, ¿vienes?- le dice su einherjar, Cohl.
- ¿Ya quieres acapararla?
Ríe, me mira, y rápidamente contesta:
- Eso solo lo haces tu.
Frunzo el ceño y clavo mis ojos en los
suyos.
- Cuida de mi pequeña, o te arrancaré los
brazos y te azotaré con ellos, que se que te gusta.
Le sonrío y le guiño el ojo derecho.
- Ves con cuidadito, guerrero.
Después de amenazarlo, beso a mi nonne en la mejilla y me voy a mi
habitación dando saltitos, como una niña pequeña.
Recorro el pasillo como tal, hasta que
llego a la esquina que lleva a las habitaciones. Todo irá bien, tranquila.- me repito. Paso los brazos por debajo de
mis pechos y me abrazo. Daria lo que fuera por poder luchar junto a ellos.
Paro frente a la puerta de lo que se
podría llamar mi hogar, la abro y entro. Hay un pequeño pasillo, el suelo es de
moqueta granate, las paredes son lisas y blancas, a mano izquierda hay un baño
precioso, aunque demasiado grande para mi sola, con las paredes de piedra negra
y rugosa. Frente a él hay un gran vestidor, lleno de ropa y zapatos, es
completamente perfecto, cualquiera desearía poder tenerlo. Sigo andando y llego
frente a la cama, un sobre negro destaca sobre las sabanas.
¿Un sobre?
Me acerco poco a poco a
él. No puede ser, no puede ser, yo no puedo...- me
digo, intentando controlar
mi desbocado corazón, que solo hace que luchar por escaparse de mi pecho.
Lo cojo, noto su tacto, es suave como el algodón, como la piel de un recién
nacido. En su interior hay una tarjeta del color de la plata con un texto
negro, brillante y perfecto, en cursiva.
<< Lyss, valkyria del rayo, hija de Thor y acogida en el seno de
Freyja, descenderá junto al resto de
sus compañeros y su pareja,
durante la próxima tormenta en el
Midgard.>>
No hay más, solo eso.
Mis ojos se humedecen al instante, tanto que ya apenas puedo distinguir las
letras que tengo frente a mi. ¿Bajar? Sí, junto a mi pequeña, no iba a estar
sola. Cierro los ojos y aprieto el sobre contra mi pecho, por fin ha llegado la
hora... Es mi momento. La
felicidad me ha invadido, y las lágrimas no dejan de caer, alegres,
contentas, pero a la vez asustadas, tienen miedo a lo que pueda haber ahí
abajo. ¿Y si al caer desaparecen? No, eso no puede ser, juntas son fuertes, y
si se unen, la gota será aún mayor.
Salto, corro, e incluso
vuelo. Pequeñas descargas salen de mis manos, hilos de luz que despegan y caen
contra todo, dibujando formas en el aire, viajando por él.
Salgo de la habitación y
vuelvo a pasar por aquel pasillo que hace apenas cinco minutos me había
desquiciado, voy rápido, mucho, tanto que para un humano sería prácticamente
imposible saber realmente donde estoy. Lanzo gritos de alegría, no me lo
puedo creer. Al final de este veo a
Clare junto a Cohl. Que raro, pienso
sarcásticamente.
Nada más llegar a donde
está, salto encima de ella, para que me agarre. Se asusta al notar mi cara y mi
cuello mojado por las lágrimas que hacia nada se me habían escapado.
- ¿Qué ocurre, pequeña?-
me dice preocupada.
Niego con la cabeza,
pero no le contesto. Me abraza más fuerte, y eso hace que mi corazón sonría,
tanto o más de lo que ya lo hago yo.
Entonces, me aparta de
ella, se pone en frente y me observa entera. En las manos llevo el sobre, igual
que el que sujeta Cohl entre sus manos.
- ¿Bajas?
- No me lo puedo
creer... Claro, o eso es lo que pone aquí dentro.- digo alzando la
tarjeta.
- Pero, cielo... Tu no tienes pareja...
No había pensado en aquello, ¿cómo podría ir sin mi einherjar? La ira me nubla la razón, los dioses me la han jugado, alimañas despiadadas...
- Tengo que bajar, tengo que bajar...- susurro.
Me aparto se ella y voy al salón principal del Valhalla donde, probablemente, se encuentre Freyja. Abro de un plumazo las grandes y pesadas puertas, provocando un gran estruendo.
Empujo, y dejo a un lado, a todos aquellos que aquí se encuentran, hasta que llego frente a ella.
- Lyss, ¿qué ocurre?- dice secamente
- ¿Qué que ocurre, dices? ¿De verdad me estas preguntando qué que ocurre? ¡Me habéis engañado! ¡Sois unos hijos de...!
- Calla, pequeña loca.
- No voy a callarme, no podéis jugar conmigo así, ya no.
Me observa, y ríe descontroladamente. Todo el mundo nos mira, desde el primer grito hasta ahora. Ella sigue y apenas puede hablar. Ahí se muera de la risa, mala pécora..-pienso.
Las manos me arden, a causa del enfado, tanto que es imposible soportarlo y no dejar que nada de lo que aquí abajo se cuece, salga. Pequeñas descargas luchan por escaparse de mis manos, algunas salen y es una de estas la que llega a la diosa pantera.
- ¡Qué te crees que haces!- chilla mostrando su rabia.
- Yo...- había sido sin querer, pero se lo tiene bien merecido.
- ¡Tu nada!- me dice mientras me da un bofetón.
- Zorra...- digo con un hilo de voz que se escapa de mi boca.
Todo el mundo esta callado, nadie osa decir nada, no ante ella, y menos estando enfadada.
-Ahora...Si quieres sabe porque has sido elegida, deberás darme algo a cambio.
Una diminuta Lyss, en mi cabeza, me dice que no, que me vaya y no le haga caso a nada. Pero hay algo en mi que me empuja a acceder a lo que Freyja me pide.
- ¿Qué quieres?
- Tu palabra, dámela. Deberás aceptar aquello que sea tuyo, te guste o no.
- Vale...
-¿Sí?
Asiento con la cabeza.
- Dilo.- me ordena.
-Te doy mi palabra.
- Ahora, di que me adoras, y que sabes que soy la más deseada.
- ¡Y una mierda!
-Bueno, va, ya me sirve.-dice subiendo los hombros un poco.- Las nornas nos aconsejaron que fueras con los guerreros aún estando más sola que la una.
Me rio y la miro con incredulidad.
- ¿Eso es todo?
- No te dije que fuera a ser largo...
Estas son las cinco entradas que llevo de momento, espero que os guste...
- Pero, cielo... Tu no tienes pareja...
No había pensado en aquello, ¿cómo podría ir sin mi einherjar? La ira me nubla la razón, los dioses me la han jugado, alimañas despiadadas...
- Tengo que bajar, tengo que bajar...- susurro.
Me aparto se ella y voy al salón principal del Valhalla donde, probablemente, se encuentre Freyja. Abro de un plumazo las grandes y pesadas puertas, provocando un gran estruendo.
Empujo, y dejo a un lado, a todos aquellos que aquí se encuentran, hasta que llego frente a ella.
- Lyss, ¿qué ocurre?- dice secamente
- ¿Qué que ocurre, dices? ¿De verdad me estas preguntando qué que ocurre? ¡Me habéis engañado! ¡Sois unos hijos de...!
- Calla, pequeña loca.
- No voy a callarme, no podéis jugar conmigo así, ya no.
Me observa, y ríe descontroladamente. Todo el mundo nos mira, desde el primer grito hasta ahora. Ella sigue y apenas puede hablar. Ahí se muera de la risa, mala pécora..-pienso.
Las manos me arden, a causa del enfado, tanto que es imposible soportarlo y no dejar que nada de lo que aquí abajo se cuece, salga. Pequeñas descargas luchan por escaparse de mis manos, algunas salen y es una de estas la que llega a la diosa pantera.
- ¡Qué te crees que haces!- chilla mostrando su rabia.
- Yo...- había sido sin querer, pero se lo tiene bien merecido.
- ¡Tu nada!- me dice mientras me da un bofetón.
- Zorra...- digo con un hilo de voz que se escapa de mi boca.
Todo el mundo esta callado, nadie osa decir nada, no ante ella, y menos estando enfadada.
-Ahora...Si quieres sabe porque has sido elegida, deberás darme algo a cambio.
Una diminuta Lyss, en mi cabeza, me dice que no, que me vaya y no le haga caso a nada. Pero hay algo en mi que me empuja a acceder a lo que Freyja me pide.
- ¿Qué quieres?
- Tu palabra, dámela. Deberás aceptar aquello que sea tuyo, te guste o no.
- Vale...
-¿Sí?
Asiento con la cabeza.
- Dilo.- me ordena.
-Te doy mi palabra.
- Ahora, di que me adoras, y que sabes que soy la más deseada.
- ¡Y una mierda!
-Bueno, va, ya me sirve.-dice subiendo los hombros un poco.- Las nornas nos aconsejaron que fueras con los guerreros aún estando más sola que la una.
Me rio y la miro con incredulidad.
- ¿Eso es todo?
- No te dije que fuera a ser largo...
Estas son las cinco entradas que llevo de momento, espero que os guste...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Tienes algunda duda?¿Quieres dar tu opinión? ¡Deja tu comentario! No muerdo ;)