Segundo texto para el certamen Retazos de papel.
Salió corriendo, no podía más. ¿Qué era aquello que sentía en el pecho? La muchacha estaba perdida, igual que su ángel, aquel que la había salvado y guardado cuando más lo necesitaba. Había salido con vida una vez más, desde que él había llegado todo se había vuelto distinto, con ella. Nada le ocurría, salvo ahora. ¿Dónde se había metido aquel ser alado? Volvió a correr, ahora se adentraba en el parque, arenoso, y lleno de hierbajos, que no deberían haber estado ahí. El suelo estaba húmedo, y la tierra se le colaba dentro de los zapatos, lo que había que los pies le dolieran. Se movía entre los columpios, el tobogán , aquellos en los que se subían los pequeños para mecerse. ¿Por qué demonios corría? ¿Temía algo? Sí, no encontrarle jamás. Le necesitaba, su ángel de la guarda debía estar con ella, y si lo perdía en ningún momento volvería a ser la misma.
Aquel hombre de pelo
azabache y ojos claros, el que, aparte de ser su guardián, le había robado el
corazón. No le importaba, le daba igual,
siempre y cuando permaneciera a su lado. Habían crecido juntos, desde que fue
destinado a ella, entonces no tenía más de catorce años. El muchacho había
aparecido como por arte de magia. Era joven, pero suficiente maduro como para
poder cuidar de ella.
Con el tiempo, crecieron,
aprendieron de sus errores, y él la cuidó en todo momento. Los ojos se le llenaron de lágrimas, seguía
corriendo, las piedras lastimaban sus delicados pies, magullándolos y haciendo
que las piedras se incrustaran en su piel.
Pronto sangrarían, igual que lo haría si alma si no lo encontraba. Miró
al cielo, estaba bañado en plata. Las mullidas nubes lo adornaban, sin dejar
paso a las estrellas y la luna.
Un aire indomable impactó
contra ella, cayó al suelo y se golpeó contra las piedrecillas que antes la
martirizaban entonces le servían como almohada, pero no se iba a quedar ahí. De
un salto se puso en pié, volvió hacia el parque, y se sentó en aquellos
columpios que le habían impedido el paso.
Bajó la vista, y al
alzarla ahí estaba él, a su lado. Siempre lo había estado, sin tener la
necesidad de buscarlo. El ángel no se movió de donde estaba, a su vera se quedó
hasta que la muchacha despertó de aquel sueño profundo.
Ya sabes minina k me gusta este!!!!
ResponderEliminarGracias, minina :3
EliminarEste me gusta más que el otro, ¡¡me encanta!! Yo también quiero participar (si me lo permiten los examenes y los viajes), te deseo muchísima suerte!!
ResponderEliminarAins, mersi, Irene. Espero que si que puedas participar, será un honor estar entre las participantes contigo. Me alegro mucho de que te guste.
EliminarMuchas gracias, mucha suerte para ti también.
Un besazo